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el hijo del perro aguayo

La increíble vida y legado del Hijo del Perro Aguayo

Una de las figuras de la lucha mexicana que empezó a muy corta edad fue el Hijo del Perro Aguayo. De una familia de luchadores, hijo de una de las leyendas más grandes de México: Pedro Aguayo Damián, mejor conocido como Perro Aguayo, quien debutó en la AAA a los 15 años.

Inicios en la AAA

El Hijo del Perro Aguayo tuvo una carrera increíble, comenzando en la Triple A como técnico, en el 2002, se mudó al Consejo Mexicano de Lucha libre, haciendo equipo con el Negro Casas.

Como parte de esta liga cambió constantemente de bandos: de técnico a rudos y de vuelta, e hizo frente a varios contrincantes, entre ellos los Dinamita, eternos rivales de su padre; de hecho el Perro Aguayo regresó del retiro para poder unirse a su hijo y derrotarlos.

Entre los dos se ganaron las cabelleras de dos de los Hermanos Dinamita: Cien Caras y Máscara Año 2000. Este encuentro fue el evento principal del show Homenaje a Dos Leyendas y fue también la lucha de retiro de Cien Caras. Una lucha épica que será recordada en el mundo de la Lucha Libre.

Perro Aguayo & Perrito

Después de unirse en el escenario a su padre, el Hijo del Perro Aguayo creó un nuevo equipo, que causó un gran impacto en la lucha Mexicana. Junto con Halloween, Damián 666 y Héctor Garza crearon a “Los Perros del Mal”. El grupo tuvo muchos rivales, incluyendo Negro Casas, Felino, Heavy Metal, Máscara Mágica y Universo 2000.

Esta facción de luchadores no sólo se enfocó en dar increíbles espectáculos, sino que evolucionó en una casa de producciones: Perros del Mal Producciones.

Los perros del Mal

Los Perros del Mal se convirtieron en algo más grande: una saga de luchadores, todos siguiendo algo que El Hijo del Perro Aguayo puso en marcha. Un sinfín de luchadores fueron parte del equipo: desde Cibernético y Súper Nova, hasta Psicosis y Pentagón Jr., todos unidos bajo el liderazgo de Pedro Aguayo, su verdadero nombre.

El legado del Perro Aguayo Jr. es algo más que una exitosa marca comercial que cambió el formato de consumo de la lucha en México, el de la visión que va más allá de los equipos hacia la unificación de los luchadores para compartir y promover el amor por la lucha libre, y su importancia dentro de la cultura latina.